El pimiento: Una bomba de vitamina C

El pimiento es una de las joyas del huerto estival alicantino, desplegando una paleta de colores vivos que va del verde al rojo, amarillo o incluso morado. Su textura crujiente y su sabor dulce o ligeramente picante lo convierten en un ingrediente esencial de la cocina mediterránea. Pero además de su valor culinario, es una planta generosa y agradecida, que regala belleza y salud al huerto.

Cultivo en el huerto:

• Amante del sol y el calor: El pimiento necesita altas temperaturas para prosperar, con un rango óptimo de entre 20 y 30 °C. Se cultiva a partir de plantones que se trasplantan al huerto desde finales de abril o mayo, cuando las noches ya son templadas. Requiere al menos 6 horas diarias de luz solar directa para un buen desarrollo y fructificación.

  
  

• Suelo fértil y bien preparado: Prefiere suelos sueltos, ricos en materia orgánica y con buen drenaje. Antes de plantar, se recomienda enriquecer la tierra con compost o humus de lombriz. El pimiento agradece una tierra bien trabajada y mullida, que permita un desarrollo profundo de sus raíces.

  
  

• Riego moderado y constante: Es sensible tanto al exceso como a la falta de agua. El riego debe ser regular, manteniendo la humedad sin encharcar. El riego por goteo es ideal para mantener un aporte constante y evitar el estrés hídrico, que puede provocar caída de flores o frutos malformados.

  
  

• Apoyo y espacio: El pimiento agradece tutores o cañas para sostener sus tallos cargados de frutos. Se recomienda dejar unos 40-50 cm entre plantas. Es buen compañero de cultivos como zanahorias, albahaca y cebollas. Conviene evitar su cercanía con hinojo o patata, ya que pueden interferir en su desarrollo.

  
  

• Cosecha generosa: Los frutos se pueden recolectar en verde o esperar a su maduración completa, cuando cambian de color y alcanzan su dulzura natural. Cosechar regularmente estimula la producción continua durante toda la temporada.

  
  

Beneficios para la salud y el huerto:

• Una bomba de vitamina C: El pimiento rojo contiene más vitamina C que una naranja. También es fuente de vitamina A, antioxidantes y fibra, lo que lo convierte en un gran aliado para el sistema inmunológico y la salud ocular y digestiva.

  
  

• Amigo de la biodiversidad: Sus flores atraen insectos polinizadores, fundamentales para el equilibrio del huerto. Además, al formar parte de asociaciones beneficiosas, mejora la salud general del espacio cultivado.

  
  

• Sostenible y generoso: Los restos de poda o frutos dañados pueden compostarse fácilmente, devolviendo nutrientes al suelo. Su ciclo estival coincide con otros cultivos, lo que permite una planificación armoniosa del huerto durante los meses de calor.

  
  

El pimiento es más que un simple ingrediente: es color, sabor y salud en cada rincón del huerto. Su presencia transforma la tierra en un lienzo vivo y productivo, conectando el trabajo de nuestras manos con el regalo generoso de la naturaleza mediterránea.