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La acelga: Brotes de vida en invierno


La acelga es una joya del huerto invernal, destacándose por su color vibrante y su versatilidad en la cocina. Rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, esta hortaliza se convierte en un alimento esencial para combatir el frío y fortalecer el organismo. Su crecimiento robusto y su capacidad para regenerar el suelo la hacen imprescindible en un huerto sostenible.

Cultivo en el huerto:


  • Resistente y adaptable: La acelga se desarrolla óptimamente en temperaturas frescas, entre 5 y 18 °C, lo que la hace perfecta para los inviernos mediterráneos. Su resistencia permite un cultivo prolongado y continuo durante los meses fríos.


  • Suelo fértil y bien drenado: Esta hortaliza prefiere suelos ricos en materia orgánica y con buen drenaje. La incorporación de compost o abono natural antes de la siembra favorece un crecimiento vigoroso y una planta más saludable.


  • Riego equilibrado: Mantener una humedad constante en el suelo es fundamental, evitando encharcamientos que puedan dañar las raíces. Un riego moderado, preferiblemente por goteo, asegura que la acelga reciba la cantidad justa de agua.

  • Buena compañera en el huerto: Para potenciar el equilibrio del ecosistema, la acelga se puede cultivar junto a zanahorias, rábanos o lechugas, que no compiten intensamente por los nutrientes. Se recomienda evitar su asociación con espinacas y repollos, ya que pueden competir por recursos esenciales.

  • Cosecha en el momento justo: La acelga se puede recolectar de forma gradual, cortando las hojas externas a medida que maduran. Este método permite que la planta continúe produciendo brotes frescos a lo largo de la temporada.


Beneficios para la salud y el huerto:


  • Nutrición completa: La acelga aporta vitaminas A, C y K, además de minerales como el hierro y el potasio, que fortalecen el sistema inmunológico y favorecen la salud general.

  • Protección del suelo: Su abundante follaje actúa como cobertura, reduciendo la erosión, controlando la evaporación del agua y limitando el crecimiento de malezas.

  • Sostenibilidad en el huerto: Los restos vegetales de la acelga son perfectos para compostar, devolviendo nutrientes al suelo y cerrando el ciclo de manera ecológica.


Cultivar acelga en invierno es una apuesta segura por la salud y la sostenibilidad. Esta hortaliza no solo enriquece la mesa con su sabor y valor nutricional, sino que también fortalece la vitalidad del huerto, ofreciendo brotes de vida en los meses más fríos. Cada hoja cosechada es un recordatorio de cómo la naturaleza nos brinda todo lo necesario para nutrirnos y cuidar el entorno.

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